miércoles, 30 de noviembre de 2011

" El Patriciado"




"Son los linajes donde los demás intentan mirarse como en un espejo, con esa carga de virtudes y glorias, de leyendas y maldiciones que han tejido el misterioso manto de seducción de los abolengos más rutilantes del mundo, con esa sutil e invisible autoridad capaz de elevar a la categoría de modelo todo cuanto hacen, dicen y tienen a su alrededor..." dijo Ricardo Goldaracena



LOS PATRICIOS… Gente Bien!!!



“Ser gente bien es ser bien educado, es tener una tradición de buena moral. Es el concepto de la hidalguía española que trajeron los labradores que llegaron a estas tierras. Es un sentido del honor, de la decencia, de evitar la traición.
Esa es la quintaesencia del patriciado."
dijo Silva y Antuña.

Los patricios son aquellas familias de clase alta que influyeron en la independencia de la nación (tanto a favor como en contra) y tenían cultura, ciertas tradiciones y buenos modales. Además, estas personas consideradas ''padres de la patria'' tenían poder político y económico.

El patriciado gobernó al Uruguay en bloque hasta el fin de la Guerra Grande, en 1851. A partir de esa fecha hubo grandes olas de inmigrantes y este grupo social dejó de ser una clase homogénea, para pasar a ser mixturada. En 1875, con el militarismo, el patriciado perdió poder. Sin embargo, durante la presidencia de Julio Herrera y Obes (1890-94) éste repuntó, pues el suyo fue un gobierno netamente patricio. Para muchos, el fin del patriciado uruguayo como clase dominante terminó precisamente con el fin de la presidencia de Herrera y Obes. ''Luego quedaron personajes sueltos, pero no clase dominante. Ahora quedó la alta burguesía''.

Sin embargo, muchos coinciden en que los apellidos patricios son los que siempre van a quedar sonando en la memoria colectiva, los que verdaderamente van a decir algo acerca de la persona que lo lleve.

El patriciado esta formado por grandes clanes. ''Eran ni mas ni menos que los dueños de la República''.

Uno de ellos es el clan OBES, que esta integrado por las familias Herrera y Obes, Pacheco, Gelly y Obes, Álvarez y Obes, Lasala Álvarez Obes, Ellauri, Ramírez, Blixen (quienes dieron cinco presidentes al Uruguay y la Argentina).

El clan VIANA, descendientes del primer gobernador español de Montevideo, esta conformado por familias como la de Alzáybar, Oribe, Lasala Oribe, Lasala Furriol, Estrada, Larreta, Maza, Gowland, Arrúe Gowland, Areta Arrúe, Arrúe Areta -dos ramas-, Areta Lasala, de las Carreras, Viana Oribe, Viana Urtubey, García Viana -de la estirpe Arrúe-, García Wich, Stewart, Berro, etc.etc.

El clan GARCÍA DE ZÚÑIGA del que derivaron las familias de Elía García de Zúñiga, de Elía Warnes, de Elía Ramos-Mexía, de Elía Álzaga, de Elía García-Calvo, Zorrilla de San Martín, Lenguas, Petit, Ortiz de Taranco, Castells, Mongrell, Inciarte y los vizcondes d´alvenas.

Del clan SUSVIELA descienden familias como Susviela Guarch, García Susviela, García Arrúe, García Stirling, Heber García, Quincke García, Pagola Quincke, Areco Quincke, García Viana, García-Calvo, de Elía García-Calvo, Uriburu García-Calvo, Menéndez Elía, García-Calvo Menéndez-Behety, Álvarez Susviela, Braga Salvañach, Sáenz de Zumarán Álvarez, Saavedra, Soneira, Shaw, Álvarez Mouliá, Amézaga Álvarez, Previtali Álvarez, Álvarez Preve, Cat Álvarez, Inciarte Cat, Inciarte Zerbino, Inciarte Stirling, García-Pintos Inciarte, Aguerre Cat, Braga Aguerre, Strauch Braga, Etcheverry Braga, etc. etc.

En el clan LARRAÑAGA, las familias Larrañaga, Berro, Errázquin, Jackson, Heber, Buxareo, Cibils, Pereira Rosell.

El clan ACEVEDO por su parte, reúne familias como Acevedo, Acevedo Díaz, García-Lagos Acevedo, Varela Acevedo, Blanco Acevedo, Lerena Acevedo, Vásquez Acevedo, Vásquez Varela, Acevedo Vásquez, Acevedo Susviela. Acevedo Álvarez, Acevedo Acevedo, Acevedo Achával, Martínez de Hoz Acevedo y Acevedo Anchorena entre otras, aquí y en la vecina orilla.

El clan de HERRERA, desgajado del Contador de la Real Aduana de Montevideo, cargo que ocupó hasta que decidió unirse a la admirable alarma de 1811, -don Luis Fabián de Herrera e Izaguirre -quien por su lado materno descendía de una rama de Hernandarias- y su mujer, doña Gervasia Josefa Basavilbaso Ross- (gente criolla de rancia estirpe estos Basavilbaso, emparentados con todo el patriciado platense y hasta con el chileno); de quienes descienden los Herrera Basavilbaso, Muñoz Herrera, Cantilo Muñoz -Ascendentes de los: Cantilo Ortiz-Basualdo, Cantilo Achával, Braun Cantilo, Cantilo Zuberbühler, de Anchorena Cantilo, Bullrich Cantilo, Bullrich Ocampo, Bullrich de Anchorena, Bullrich González-Álzaga, Sáenz-Valiente Bullrich Ruiz-Guiñazú Cantilo, Bullrich Terra; Bullrich Nöetinger; Rodríguez-Larreta Bullrich; Holmberg Bullrich; Paz Zuberbühler Bullrich; Paz Villegas; Alvear Paz, etc-; Anaya Herrera, Herrera Pérez -(de los Pérez Serantes)-, y de estos últimos los Herrera Quevedo, Herrera Griffith, de Arteaga Herrera, de Arteaga Heber, de Arteaga Hughes, Previtali De Arteaga, Shaw De Arteaga, de Salterain Herrera, de Herrera Uriarte, y claro está Lacalle De Herrera, Lacalle Pou, Lacalle Ponce de León, Lacalle Bonino, Caviglia Lacalle- (quien por los Lacalle, desgajan del Clan Arrúe- por su rama Areta Arrúe, y éstos de los Artigas Carrasco, primeros pobladores, derivados de la antigua casa Carrasco Melo-Coutinho, descendiente de linajes fundadores y conquistadores de América).

El clan de CASTRO del que nacen las familias Castro Caravia- dos ramas- una de ellas descendiente de Carlos de Castro, a quien desde noviembre de 1919 el nomenclator capitalino recuerda con el Camino Castro la figura de este Pro-hombre, digno representante de una época de educación, cortesía, refinamiento y buen gusto. Reflejo de ello fue su hogar de veraneo, la ex-quinta de Castro, delicioso remanso, y una de las más hermosas del Prado, tal vez la única que pudo parangonarse con “El Buen Retiro” que fundara Buschenthal", la cual se erguia imponente dentro de un parque diseñado por el francés Margat, sembrado de un sin fin de especies exóticas y jarrones, fuentes y estatuas de mármol de Carrara que despertaron admiración de poetas y pintores. Pedro Blanes Viale, en el famoso óleo "Las glicinas" dejó el recuerdo de los colores blanco y lila de esta joya que acompañaba el paisaje. La mansión fue inspiración para Pedro Figari en su cuadro "Atardeceres en la quinta" También se inspiraron allí Petrona Viera, Guillermo Rodríguez y Carlos María Herrera.

Clan ascendente de los Castro Blixen, Castro Vásquez-Varela; Horta Castro, Márques Castro, Marques Seré, Larraín Castro y de éstos su descendencia chilena en las familias Larraín Vicuña, Covarrubias Larraín-; Castro Ruano de Arteaga, Lacueva Stirling Castro, Figari Castro, Castro Pérez-Crosa. También los Castro Geille y Castro Mentasti; Illa Castro; Risso Castro, Risso Villegas.

Descendiente de este mismo clan, es imposible no nombrar a los Capurro, padres de los Capurro Castro, derivando de estos -tres ramas- de las familias Arocena Capurro; Arocena Ortiz de Taranco, Castells Capurro, Capurro Castells, García-Lagos Capurro; Capurro Etchegaray, Capurro Ruano de Arteaga, García Capurro, García Cuenca, Artagaveytia García Cuenca, García Urioste, García Brum y Varela Capurro, entre otras.

El clan MUÑOZ, nace de quien fuera Alcalde de Primer Voto en varias oportunidades, Don Bruno Muñoz. De este personaje descendieron las familias Muñoz, Muñoz Quirós; Muñoz Herrera; Cantilo Muñoz; Cantilo Ortiz-Basualdo; Muñoz Vidal; Anaya Muñoz; Zubillaga Anaya; Zubillaga Risso; Howard Zubillaga -éstos Howard también descendientes de la matriarca patricia Doña María Bernarda López de Castilla y Cáceres de Arrúe y Arrién; Muñoz Anaya; Castellanos Muñoz; Castellanos Pfeiff; Castellanos Etchebarne; Gallinal Castellanos; Castellanos Etchepare; Muñoz Del Campo; Zorrilla de San Martín Muñoz; Muñoz Caravia,; Muñoz Maza; Muñoz De Arteaga; Muñoz Mentasti; Piera Muñoz; Rodríguez-Larreta Piera; Muñoz Triaca; Ramírez Muñoz; Gurméndez Muñoz; Muñoz Arocena, entre otras.

El clan CASTELLANOS, conformado por los descendientes del Dr. Francisco Remigio Castellanos, egresado de Chuquisaca, abogado de la Real Audiencia de Charcas, asesor del Cabildo de Buenos Aires, integrante de la Junta Municipal Gubernativa en la Banda Oriental, Diputado en el Congreso General Constituyente de 1824, y del Superior Tribunal de Justicia. En la ciudad de Montevideo, quedará el grueso de su distinguida descendencia en las familias: Castellanos Elías, Castellanos de Arteaga, Cibils Castellanos, Wilson Castellanos, Castellanos Cibils, Echeverría Castellanos, Castellanos Illa, Winterhalter Castellanos, Castellanos Platero, Stewart Castellanos, Castellanos Stewart, Brown Castellanos, Mouliá Castellanos, Castellanos Mañé, Sosa-Días Castellanos, Castellanos Villarnobo, Pascual Castellanos, Arrosa Pascual, Arrosa Shaw, Gallinal Castellanos, Bonasso Gallinal, Castellanos Martinelli, Zemborain Castellanos, Castellanos Álvarez, Shaw Wilson, Castellanos Regules, Sienra Castellanos, Acosta y Lara Castellanos, Castellanos Morales, Castellanos Balparda, Castellanos Muñoz, y Pereda Castellanos, esta última descendiente del Coronel Enrique Pereda Arrúe.

El clan VÁZQUEZ, que gobernó durante el siglo XIX, tiene entre sus ascendientes apellidos como Vázquez Feijoo (Santiago y Ventura), Rodríguez Pereyra de la Luz, Lamas y Hordeñana.

Un clan no patricio, pero que adquirió gran notoriedad después de la Guerra Grande fue el de GÓMEZ. Un hijo directo del matrimonio de Roque Antonio Gómez y Rita Calvo, fue el Gral. Leandro Gómez. De este clan descienden las familias Arteaga, Arocena, Artagaveytia, Rodríguez Larreta, Gómez Ruano, Gómez Lenguas, Hughes Gómez, Gómez Folle.


Perfil del Patricio

''Nació en el tiempo en que Montevideo tenía Gobernadores; hijo o nieto de primeros pobladores, estudió en Buenos Aires, en Córdoba, en Chuquisaca o, más modestamente con los Padres Franciscanos de la ciudad. Peleó joven aún, contra los ingleses; en 1811, rompiendo con los suyos, acudió a las filas de Artigas al acercarse éste a las murallas pero ya, antes de 1820, se separó de él y volvió a la ciudad rendida a Lecor hacía, en esa fecha, tres años. Acató la autoridad portuguesa y colaboró con la Provincia Cisplatina; en 1822, la separación de lusitanos y brasileños le hizo avizorar una posibilidad de liberación que secundó, discretamente pero no sin valor. En 1825 adhirió a la Patria Nueva y desempeñó tareas civiles o militares en los sucesivos gobiernos de Lavalleja, Suárez y Rondeau. Constituyente en 1828, firmante de la ''carta magna'', respaldó al presidente Rivera con esperanzada expectativa, para desilusionarse después de su ausencia y su desorden. Congregado en torno a Oribe, en quien ve uno de los suyos, le siguió a Buenos Aires en 1838 y volvió con él al Cerrito, donde pasó ocho años en la semioscuridad, vitupereando de corazón las intervenciones europeas y murmurando entre los suyos contra la inútil severidad del General o su ciega confianza en Rosas. Murió poco después de la Paz de Octubre, menos rico de lo que había sido pero todavía con un tren de vida holgado, distribuyendo el trámite apacible de sus años entre su quinta de Miguelete y su casa del Centro. Sus hijos, ya crecidos por entonces, actuaron como dirigentes de los partidos, tales como éstos se desdibujan después de 1851, pero también abrigaron anhelos de fusión y creyeron en la extinción (algún día) de las viejas divisas. Escudados en la Universidad recién fundada, fueron abogados o médicos en la ciudad, o estancieros, o burócratas o, en menos casos militares. Tuvieron tiempo de ver el albor del nuevo siglo y de sentir, irrestañablemente, que también todo su tiempo había pasado'' Texto de Carlos Real de Azúa en "El Patriciado Uruguayo".

Existen algunas formas de identificarlos y todas ellas son sutiles e inconfundibles.
La "gente bien" modula su voz de forma determinada y utiliza algunas palabras y deja otras de lado. Viste cierta ropa, camina y gesticula con maneras sobrias y lleva cierto aire que los diferencia - o por lo menos eso cree- de los demás.

Este círculo de gente- que no es necesariamente el que aparece en las páginas sociales - no hace ostentación de dinero ni de poder. Sí ostenta, aunque de manera subrepticia, sus apellidos.

La "gente distinguida" sabe muy bien de dónde viene, sabe quién es hijo de quién y con quién esta casado, conoce su linaje y el de sus pares y por eso en sus conversaciones están muy presentes las líneas sucesorias.

Sus casas están puestas con un estilo austero pero elegante. Entre sus muebles está la cómoda de la tatarabuela y en las paredes hay retratos de sus ancestros, esos que fueron ilustres e hicieron algo por la patria.

En Uruguay no hay aristocracia, u oligarquía porteña como la de los Anchorena, Álzaga, Alvear, Ayerza o Achaval, Beccar-Varela, Blaquier, Duhau, de Elía, Gowland, Lasala, Leloir, Leloir, Lynch, Madero, Martínez de Hoz, Paz, Pereyra-Iraola, Ramos-Mexía, o Unzué, por mencionar algunas. Sí hay fuertes entronques y mismas ascendencias con muchas de estas familias como por ejemplo los Larreta Anchorena, Alzaga Rodríguez-Larreta, Sánchez-Alzaga Castellanos, Gowland Lasala, Arrúe Gowland, Areta Lasala, de Elía García-Calvo, Madero Arteaga, de Anchorena Madero, Leloir Anchorena, Martínez de Hoz Acevedo, Acevedo Anchorena, Lacroze Gowland, Lacroze Reyes Oribe, Braun Lasala, Braun García-Arocena, Illa Viamonte, Elia Illa, Urquiza Illa y de estos los Urquiza Anchorena y luego los Urquiza-Anchorena Gowland, entre otras, pero a falta de esa oligarquía propia, encontramos firmes vestigios del patriciado

Aún quedan familias que tienen plena conciencia de su procedencia y siguen determinados códigos. "Los que pertenecen al viejo patriciado saben perfectamente quién es gente bien y quien no...”

No olvidemos que a través de las generaciones hubo mucha mezcla y que actualmente no hay nadie que se pueda considerar cien por ciento patricio. Sin embargo "quien tiene por varios lados sangre patricia, sabe que hay códigos que se manejan y que sólo ellos conocen".

La sobriedad y la austeridad son, en realidad, las principales marcas de los patricios. En esos círculos se sabe quién es quien, por eso, esa gente "no necesita demostrarle nada a nadie". Por ejemplo, no necesitan estar bronceados para demostrar que salieron de veraneo. "El patricio si no se quema no le importa, no le interesa demostrar nada". En ese sentido, la ostentación esta muy lejos de figurar en sus códigos. Y por eso, en las tarjetas personales de la "gente bien", nunca figuran sus títulos profesionales.

Saber disfrutar de las pequeñas cosas cotidianas es quizás uno de los códigos más importantes. Aquello de que el último refugio de la gente refinada son los placeres sencillos sería una suerte de máxima para este círculo de gente. Entre estos placeres está tomar café en buena compañía, un té, un whisky, y conversar.


Autora: Tessa García